
El gato llegó a ocupar un puesto muy importante en el Antiguo Egipto. Se le consideraba protector del Sol, de los hombres, del hogar. Se le respetaba.Pero esto duró poco tiempo, al llegar a la Edad Media, el miedo, la superstición y la ignorancia acabaron con este animal tan importante. Actualmente nos estamos volviendo a concienciar sobre la importancia de estos animales pero no sabemos por qué.
Sobre la vida

Yo no sé nada sobre la vida, estoy en mi propia búsqueda espiritual. En esta búsqueda he encontrado una ayuda maravillosa en los gatos. Por mi experiencia trabajando con ellos, y conviviendo con ellos a lo largo de mi vida. A todos nos suena que el gato protege el hogar, porque recoge energías negativas y las transmuta. ¿Qué más sabemos? Esto es sólo el principio. Es un error humanizar al gato, dándole propiedades como “mi bebé”, mi objeto de compañía, al que necesito tener todo el día en brazos. Algo falla en ti si eso ocurre. Uno de mis propósitos en esta vida he descubierto que es hacer llegar un mensaje, un mensaje de los gatos, o quién sabe de quién es, a mi me llega a través de ellos.
¿Es cierto que los gatos trabajan con nuestra energía, la recogen y nos ayudan, la transmutan?
Todavía no hemos conseguido gestionar correctamente nuestras emociones, no sabemos ver más allá y vivimos en todas partes menos en el presente. Además llevamos una “mochila” demasiado pesada que vamos arrastrando desde que nacimos. Como decía el Dr. Bach, todas estas emociones mal gestionadas acaban en enfermedad. Si tratamos las emociones curaremos la enfermedad o la prevendremos.
Es por esto que los gatos nos ayudan, pero a veces es demasiado para ellos. Todos conocemos los efectos terapéuticos del ronroneo, pero no me refiero a eso. Muchas veces los gatos están en procesos de nuestra vida muy difíciles para nosotros, y se ven sobrepasados por la carga energética que tienen que gestionar. Y aquí es cuando se somatiza la enfermedad o emoción acumulada. En la mayoría de ocasiones, tanto el gato como la persona que vive con ella, comparten los mismos síntomas y desequilibrios emocionales. Lo curioso es que sabemos ver estas emociones en el gato, pero no las reconocemos como propias (ansiedad, intolerancia, aislamiento, estrés, miedo, etc). ¡Y justo es eso lo que tenemos que aprender!
Esto es algo muy valioso para utilizarlo como espejo nuestro. Es un toque de atención enorme para decirnos que algo no estamos haciendo bien o que estamos en un proceso de nuestra vida muy importante. Si lo sabemos ver, reaccionaremos a tiempo.
A mi me ha pasado y trabajo desde hace años con casos de gatos y personas que comparten enfermedad. De hecho la enfermedad en el gato nos ayuda a encontrar a tiempo algo en la persona. Esto no ocurre por empatía, sino que hay un proceso energético importantísimo en el gato y la relación con la persona.

Si nuestro gato se empeña de repente en dormir en una determinada parte de nuestro cuerpo, seguramente ahí necesitemos sanación o refuerzo energético. Son esos gatos que ronronean en partes del cuerpo concretas y duermen en ellas, partes en las que luego nos diagnostican tumores, nódulos, problemas de salud o emocionales normalmente relacionados con el chakra donde el gato tiende a tumbarse. El gato ya lo sabía y se dispuso a hacer su trabajo antes de que te dieras cuenta. Pero no siempre es malo, también lo hacen cuando las mujeres estamos embarazadas, les encanta y empiezan a ayudar al bebé desde antes de nacer.
Los gatos son animales
Los gatos son felinos, animales con unas necesidades mínimas que si no se cumplen también se estresan o enferman, incluso se escapan. Igualmente esto puede verse la mayoría de las veces como una falta de conciencia en la persona, de estar en mil sitios menos en sí mismo y su presente para no darse cuenta de que hay algo que no estamos haciendo bien en nuestro propio hogar.
El abandono, maltrato y rechazo hacia los gatos, yo lo veo como una resistencia hacia nosotros mismos, no queremos ver lo que vienen a enseñarnos, porque estamos demasiado anclados al plano físico y no vemos más allá. El gato es rechazado muchas veces por no ser un animal manipulable, que lo puedes agarrar y hacer lo que quieras con él, o dedicarle órdenes que pretendes que obedezcan. El gato no ha venido para esto y no necesita hacerlo (ningún animal).